Puede sonar
extraño hablar de renovación y de más de 2.000 años de historia en el mismo post. Pero
casualmente (o mejor dicho, causalmente) eso es lo que está sucediendo en gran
medida en la Iglesia Católica. Si hay algo que se le destaca al Papa Francisco -incluso por no católicos y no creyentes- es su capacidad como orador y
comunicador. Conceptos claros, contundencia en sus mensajes y “ruptura” del
protocolo son algunos de sus principales valores.
Ahora bien, desde
el punto de vista profesional de la comunicación, lo más interesante de esto es
que no se da por una coincidencia de los tiempos y la persona elegida, sino que
detrás hay una estrategia de comunicación propuesta e impulsada por el propio
Francisco y un equipo -más pequeño de lo que se cree- convencido y dedicado a
evolucionar. El hecho de haber tomado la decisión de invertir en recursos,
tiempo y energías para mejorar los propósitos, formatos y plataformas de
comunicación, habla de una clara visión y la decisión de acortar las distancias
entre la Iglesia y la gente.
Aunque muchas
veces los mensajes sean dirigidos a los jóvenes, el eje de las comunicaciones
no tiene únicamente que ver con ellos. Porque justamente el gran objetivo es acortar
diversas brechas: de edad, de las barreras culturales y los límites
tecnológicos. Cabe recordar casi en vísperas de una nueva Jornada Mundial de la
Juventud, que este año se hará en Cracovia, suprimera gran frase como Pontífice allá por 2013 en JMJ de Rio de Janeiro: “(…) hagan lío, cuiden los dos extremos de
la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y
los jóvenes (…)”.
Eventos de
lanzamiento, creación de imagen de marca, posicionamiento de voceros, impulso
de una presencia global y local, desarrollo de aplicaciones móviles y generación
de comunidades de diálogo… Son estas algunas de las acciones que dan sentido a
los planes de comunicación que el propio Francisco está implementando a través
de sus equipos. Y aquí radica uno de los principales cambios, ya que muchas
instituciones como la Iglesia Católica históricamente estuvieron marcadas por
el trabajo voluntario, y ahora evidentemente han identificado la necesidad de
profesionalizar la comunicación, de manera que el valor que cada una aporta a
la sociedad se vea reflejado en su mensaje.
Podemos citar a
modo de ejemplo a la Red Mundial de Oración del Papa, un organismo del Vaticano que tiene a su cargo la difusión de las
intenciones de Francisco por los desafíos de la humanidad, que trascienden lo
religioso y se centran en las dificultades que el mundo entero tiene hoy
(pobreza, contaminación, maltrato a la mujer, entre otras). La Red Mundial de
Oración del Papa creó El Vídeo del Papa -el primer spot publicitario de la historia protagonizado por un Papa- y Click To Pray -una app que
reúne a miles de personas del mundo entero en torno a una causa -, dos
proyectos innovadores que buscan difundir las intenciones a la vez que mejoran los
procesos y formatos de comunicación de la Iglesia para renovarse después de
2.000 años. Porque nunca es tarde para renovarse.
Justiniano Vila
Alumno Máster DCEI 22ª edición –
Universidad Autónoma de Barcelona.
Intelligence Manager de La Machi, Comunicación para Buenas Causas.
Intelligence Manager de La Machi, Comunicación para Buenas Causas.