miércoles, 4 de marzo de 2015

Unas reflexiones sobre la Comunicación


Casi todas nuestras vivencias se olvidan, sólo nos quedan aquellas que nos consiguen emocionar. No sé si conseguiré, con las reflexiones que expondré a continuación, que algunas no se lleguen a olvidar y, consecuentemente, esto significará que han llegado a la categoría de emocionar.
Está muy bien absorber y recordar muchas de las importantes teorías que se adquieren a lo largo de los diferentes módulos del máster. Interpreto que, desde sus inicios, el fin de su diseño y organización ha sido conseguir que todos aquellos que cursan estos estudios puedan adquirir unas competencias y habilidades que les permitan desarrollar la actividad de un buen dircom. 
A continuación desearía compartir unas reflexiones que puedan ayudar a contextualizar más ese objetivo de ser un buen dircom.
Aunque no me guste demasiado la denominación de “éxito profesional”. Para realizar una medición cuantitativa voy a utilizar dos variables: la aptitud y la actitud. La aptitud referida a la capacidad de conocimientos y habilidades de cada uno; esto se puede llegar a potenciar mediante los apuntes, ejercicios, actividades propuestas y foros. Por otro lado, tenemos la actitud que tiene más que ver con la forma de pensar y sentir de cada persona. Considero que un comunicólogo, y dentro de este perfil se podría englobar la figura del dircom, debe combinar estos dos atributos en la proporción de 30% de aptitud y 70% de actitud. Con ello quiero expresar que es una actividad altamente vocacional. Para el desarrollo estratégico se necesita contar con unas sensibilidades especiales a través de las cuales se pueden llegar a alcanzar los objetivos marcados. 
No se pueden utilizar únicamente las metodologías de trabajo que se pueden aprender. Los objetivos de comunicación no se solucionan utilizando plantillas. No es ningún tópico afirmar que cada caso es un caso. Se debe tener una especial capacidad de poderse poner en el papel del receptor. Saber lo que éste desea recibir y no quedarse en lo que se desea hacerle llegar.
La comunicación no es intermitente, debe ser diseñada como una luz permanente. Una luz potente puede deslumbrar pero no ilumina. Cada vez hay más luces y es más difícil que una sobresalga sobre las demás.
La comunicación debe ser bidireccional. Si no se tiene respuesta no hay comunicación, como mucho, hay información. Se debe saber escuchar para poder responder y, de este modo, mantener la comunicación viva y deseada.
La comunicación deja de ser un humo, que  puede fácilmente diluirse, cuando deja huella. Siguiendo la reflexión primera, debe emocionar.
Finalizaré con una idea de Confucio 
         “Trabaja en lo que te apasione y no volverás a trabajar un día más”

Y sobre todo: Luchar por ser felices.


Dr. Andreu Barrabino García-Manso
Profesor colaborador Máster DCEI online
Vicedecano de los estudios de Publicidad y Relaciones Públicas en UAO-CEU




2 comentarios:

  1. Ponerse en el papel del receptor: saber lo que éste desea recibir y no quedarse en lo que se desea hacerle llegar. He ahí la clave, tanto de la comunicación institucional como de la comunicación interpersonal. Desde bancos que ofrecen crédito a quien no lo necesita hasta reclutadores que preguntan a un parado por qué quiere trabajar... me temo que encontraríamos más ejemplos de este tipo que del otro.

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  2. Quiero incidir en el tema de la actitud y de la aptitud con tres ejemplos:

    1) En cierta ocasión un alumno me preguntó si un trabajo que les había encargado, era importante. Obviamente denotaba una actitud nada positiva, porque hay que considerar que todos los trabajos que realizamos, por el mero hecho de hacerlo nosotros, ya es importante. No nos podemos permitir el lujo de hacer trabajos mediocres (aunque no sea aparentemente importante)

    2) Un cliente encargó unas tarjetas de visita para uno de sus hijos, a la agencia que le administraba la cuenta. Al creativo que se le confió el trabajo consideró que era un trabajo de segunda (o tercera) división y no puso excesivo empeño en hacer un trabajo digno. El cliente pensó: "si en un trabajo tan sencillo como diseñar una tarjeta de visita, me aportan una realización tan precaria, ¿qué harán cuando el trabajo sea más conplejo?. Les retiró la cuenta. Otra actitud negativa.

    3) Salvando la situación de precariedad laboral de hoy en día que tanto afecta a la población joven, durante años en el mundo de las agencias de publicidad se contrataba a las personas que denotaban una actitud proactiva más que a las que mostraban una aptitud francamente alta. La razón no admite discusión. Un candidato puede aprender lo que no sabe, pero nunca será lo que no es.

    Yo no me atrevo a establecer porcentajes como mi buen amigo Andreu Barrabino, pero sí que afirmo que a una actitud super potenciada debe añadírsele una aptitud que sea pareja a la primera. Salvando todas las distancias que se quiera, es como un envase que tanto incide en la compra de un producto (se le ha denominado "el vendedor silencioso"), y despierta unas expectativas que luego el producto que contiene no puede defraudar.

    Mantengamos pues una actitud positiva y proactiva y demostremos a continuación nuestra alta cualificación profesional

    Jordi Ventura

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